Espanya y Cataluña

Hola a tod@s:

Nunca escribo de política, intento ser comedido en mis palabras y expresiones sobre esta cuestión. Sin embargo he decidido hacerlo hoy, pues me siento obligado por la situación. Como siempre que escribo, seguramente no haré demasiados amigos, pero al final sólo me queda ser fiel a mi mismo. Antes de seguir, deciros que soy de Granada y siempre he vivido aquí, como algunos de vosotros sabréis.

Soy un admirador de Catalunya desde hace mucho tiempo, sobre todo desde que un profesor de 3º de BUP nos explicó cómo se comenzaron a formar los primeros territorios catalanes, la creación de la Generalitat hace ya varios siglos, esas iglesias maravillosas perdidas por Lérida y Gerona. También soy seguidor de FC Barcelona, acérrimo, irreductible. Al principio de procés sopesé “borrarme” de este seguimiento futbolero, pero es muy difícil renunciar a lo que quieres con el alma.

Tengo muchos amigos en Catalunya, me gusta escuchar la gente hablando en catalán, leo periódicos digitales en catalán (Ara y El Punt/Avui), a veces incluso veo TV3 alguna que otra noche, sobre todo estos días; también escucho algún que otro programa de radio como “La Competència”, cuyo humor corrosivo a veces me cabrea pero reconozco que es ingenioso. Pasear por Barcelona, sobre todo la parte de la Catedral, la fideuá, yo que sé, miles de cosas. ¡Me siento como en casa cada vez que voy!

Un catalán no lo veo como a un francés o un italiano, para mí no es un extranjero. Nadie duda que Catalunya tiene una marcada identidad, así como sabemos que podría funcionar a la perfección como un país independiente, aunque los primeros años serían difíciles. Es algo perfectamente factible, ya esté en la Unión Europea o no. Aunque sería un país más pequeño y menos competitivo. Pero,

¿POR QUÉ ROMPER CON ESPAÑA?

No hablaré de Historia, pues por 50 argumentos que yo aporte, un independentista podrá ponerme otros 50 en contra. Igual si hablamos de economía. Sólo me queda intentar convencer desde el sentimiento.

Una vez leí -de estas cosas que la gente manda por Whatsapp- algo así como que los japoneses cuando se rompe algo, no lo tiran, sino que lo pegan y lo arreglan y las cosas siguen funcionando. De eso se trata. Una parte importante de la población se ha vuelto independentista en los últimos años por varias cuestiones, como la crisis económica y la famosa sentencia del TC. Pero la crisis es para todos, también para el resto de España. Y quizá, aunque se perdieron algunos años, se pueda volver a recuperar un Estatuto para Catalunya en algún momento. Con voluntad, todo puede arreglarse.

Los catalanes tienen suerte de estar dentro de un Estado que es tolerante al máximo desde la Transición, etapa que pretendió y buscó una reconciliación de los territorios de nuestro país. Se ha permitido un desarrollo de la autonomía muy profundo, en muchos ámbitos, como por ejemplo la educación. España no es como Rusia, ni como Francia, ni como Alemania u otros países, donde las regiones con sentimientos de identidad propia están más “atadas en corto”.

España, además, es un país que sólo saca banderas cuando juega la selección española de fútbol, es decir, se alardea realmente poco de señales identitarias; si estos días se ven más banderas españolas, es porque algunas personas también se ven heridas en su sensibilidad y saca su amor propio contra aquellos que atacan su identidad y dignidad. Porque los españoles también tienen dignidad.

En 50 metros de manifestación del día de La Diada podremos ver más esteladas que banderas de España colgadas en los balcones de toda la ciudad de Granada. Y eso me enorgullece de mi ciudad y de mi país, somos lo que somos y no tenemos la constante necesidad de demostrarlo. Somos poco nacionalistas los españoles. Los españoles somos de muchos tipos e ideologías políticas, y pese a las dificultades y las carencias de nuestro país, una mayoría nos queremos y estamos orgullosos de ser españoles, y eso sin ser fachas (la palabra mágica con la que muchos pretenden

Muchos de esos españoles son parecidos a mi, aprecian Catalunya y los catalanes, aunque en los últimos días la cosa está enrarecida. Las históricas minorías nacionalistas, en Catalunya (sobre todo) y en España, están consiguiendo contagiar peligrosamente a gran parte del pueblo, cada uno en sus zonas de ámbito. Quizá en España no estamos acostumbrados a hacer adoctrinamiento de nuestras bondades, motivo por el cual defender un “No” en un referéndum llevaría tiempo interiorizarlo y confeccionar una estrategia adecuada (en eso Puigdemont y su equipo lo hacen mejor, hay que reconocerlo, otra cosa es que sea verdad lo que dicen). Y sí, yo hubiera preferido que se hiciera un referéndum bien hecho (no como esto que se ha organizado), con la esperanza de que salga un “No”, porque queda un gran camino por delante juntos.

Lo que creo deben plantearse muchos catalanes es que, con independencia del aspecto identitario, gran parte de lo que es Catalunya, se lo debe a España; por otro lado, Catalunya ha contribuido, en lo bueno y en lo malo, a que España sea como es hoy en día. Una influencia significativa bidireccional como principio fundamental de convivencia e identidad. De ahí el título de este artículo.

El resto de España tiene que acercarse a más a Catalunya, empezando por los políticos. Reconocer la diversidad desde el convencimiento y no de cara a “hacerse la foto” y no ser inmovilista.  Igual pediría a los catalanes: pronunciar “España” sin rubor (eso de “Estado español” es artificioso) y acercarse un poco más a nosotros puede deparar sorpresas agradables.

Lo peor es la desafección y la desconfianza creciente en dos bandos, ¿es que no somos capaces de hacer nada por cambiar el rumbo? Todo se puede con voluntad. Va llegando el momento de la COMUNICACIÓN.

Buenas noches y gracias por leer estas reflexiones.

 

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